Colegio Santo Tomás

Por buen camino

Circulación en glorietas

Puede parecer un chiste, pero por desgracia no es así, las glorietas, comúnmente conocidas como rotondas, conforman hoy en día un elemento indispensable de nuestra geografía urbana. Bien es cierto que en algunos casos –los menos- se ha abusado de este recurso vial, ya que como para todo, sin una causa justificada: espacio físico disponible, carriles del vial,  nº de salidas disponibles, eliminación de un punto negro de accidentalidad, reordenamiento y/o encauzamiento del tráfico….etc. no parece conveniente el destinar   una partida económica (eso si, menor que el diseño de una intersección tradicional) para algo que no va a proporcionar un  buen servicio.
 
En resumen las glorietas se diseñaron con un doble fin, intrínseco con la Seguridad Vial, dar fluidez y seguridad al tráfico rodado, ni más ni menos, y que debido en parte al desconocimiento de algunos y la mala práctica de otros, se ha conseguido justo lo contrario que se pretendía, es decir se han convertido en puntos conflictivos, generadores de accidentes, bien es cierto casi siempre leves, los comúnmente conocidos como de “chapa y pintura”, pero que generan directa o indirectamente una subida en las primas de seguro, y una perdida  considerable de horas de trabajo, ocio o de lo que queramos, sin contar que si el resultado del “accidente” es de mayor entidad, la factura del hospital también sube. El entrecomillado de la palabra accidente no es casual, ya que llamar accidente a  aquello que se podría haber evitado no es adecuado, sería más ajustado llamarlo “inevitable”, ya que aquel conductor que accede a una glorieta con exceso de velocidad ( otra cosa sería velocidad excesiva o inadecuada), sin respetar prioridades ni señalización y abandonando la glorieta cortando trayectoria y haciendo frenar al resto de usuarios, lo habitual e inevitable sería que se produjese un choque, si no fuera como dice aquella máxima del mundillo de la circulación: es más barato ceder tus derechos; pero también se cansa uno de ceder, si casi siempre es el mismo el que cede.
 
Entonces, si son tan seguras y tan buenas y tan cómodas y tan modernas y… ¿qué ocurre?, ¿por qué dan tantos problemas?,…a ver si con estas pequeñas pinceladas de información conseguimos aclarar esas dudas para que de una vez por todas veamos a las glorietas como lo que verdaderamente son: una ayuda a la circulación que incrementa nuestra seguridad vial.
 
La primera glorieta se construyó el Letchworth (Inglaterra) en 1909, originalmente destinada como una isla de tráfico (zona peatonal en exclusiva) para los peatones. Sin embargo su uso no se generalizó hasta el comienzo de los años 60, cuando Blackmore Frank, también en Inglaterra, inventó la mini rotonda para superar sus limitaciones tanto en capacidad de evacuación del tráfico como en cuestiones de seguridad.
 
En España, la primera glorieta tal y como la conocemos hoy en día tanto en el plano vial como de reglamentación se construyó en Palmanova (Mallorca) en 1976, desde entonces la implantación de este tipo de intersecciones ha tenido un éxito creciente, más aún desde la instauración generalizada en todo el territorio español de la regla de prioridad interior.